El desarrollo del gusto por la lectura en los alumnos
Artículo de opinión
Hoy en día el nivel de lectura de nuestro país
se encuentra en crisis, debido a que la mayoría de los estudiantes no les
gusta leer, viéndose reflejado desde los niveles más bajos hasta la educación
superior. El primer comportamiento que adoptan los alumnos ante la lectura es
la pereza mental al querer hacer el mínimo esfuerzo posible y el segundo comportamiento,
es la falta de interés en el tema que se les propone, haciéndose evidente la
actitud de éste, en donde se ve obligado a hacerlo de malas ganas, como si
fuera un castigo por el profesor, por lo tanto lo hace de manera rápida y sin
ninguna comprensión del tema.
Para poder lograr aquel gusto por la lectura se debiese favorecer
a nuestro alumnos que sean curiosos, que puedan preguntar y que observen, así
ellos se harán preguntas, buscarán respuestas y querrán conocer nuevas
historias. Para esto se debe adquirir un ambiente armónico y propicio para la
lectura, en donde puedan leer y ser escuchados con respeto por sus compañeros,
para que así disfruten como individuos o como parte de un grupo lo fascinante de
la lectura.
Para que lean deben sentir la necesidad de hacerlo; hacerles
sentir que la experiencia puede ser agradable, divertida y emocionante. Es por esto
que nosotros los profesores tenemos la obligación de introducirlos en aquel
universo fascinante que contiene la literatura, en donde los propios alumnos
pueden ser los protagonistas, en donde debemos permitir que sean ellos los
encargados de buscar y elegir, como primera forma de motivarlos al gusto de
leer.
Debemos tratar
a la lectura como la lectura es fuente de conocimientos. La falta de lectura,
por el contrario, adormece el espíritu y la inquietud intelectual. Pero,
tampoco es suficiente con ser un devorador de libros, ya que se puede leer
mucho pero mal. Es decir: siempre se debe buscar, mediante el consejo de
alguien o guiados por el propio sentido común, las lecturas que favorezcan el
desarrollo personal, que son todas aquellas que no están reñidas ni con la
moral ni con la ética, ni menosprecien el valor individual de las personas ni
sus creencias.
La falta del
hábito de lectura repercute necesariamente en el trato con los demás. Quien no
hace más ver las caricaturas del periódico, difícilmente pueda transcribir en
palabras lo que le dicta su corazón cuando quiere expresar su amor. Reinará una
especie de «parquedad sentimental», caracterizada por escuetas líneas y frases
hechas repetidas una y otra vez, hasta despojarlas de su intenso significado
por el abuso de su presencia en los labios del amante.
El gusto por la
lectura es gustar de disfrutar más de la vida, de compartir en palabras las
experiencias vividas y en saber transmitir las propias con la justa mezcla,
cual recete perfecta, de sentimientos, emoción y vocablos. Leer significa ir
más allá de nuestro estrecho mundo personal y adentrarnos en el otro, en crecer
en empatía, estar con el otro y desde el intercambio fructífero de ideas, poder
decir, al final del día, que hemos aprovechado el tiempo, al menos por haber
leído unas líneas de nuestro autor preferido.
Se debe comenzar
por contenidos fáciles, acordes con la capacidad lectora del estudiante para
ir progresivamente avanzando hacia niveles de exigencia superiores. Si
empezamos exigiendo demasiado o los contenidos no reclaman el interés del
menor, probablemente no le tome ningún gusto, o lo que es peor, le genere
aversión. También se tiene que plantea siempre como una actividad
gratificante y lúdica, favoreciendo que el estudiante no lo vea como una
obligación.
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